En 1995 el corazón del rey Carlos II de Navarra, custodiado desde su muerte en 1387 en el santuario de Ujué, salió por primera vez de allí para ser exhibido en una exposición en la Cámara de Comptos de Pamplona. Aunque oficialmente fue la Institución Príncipe de Viana quien se encargó de la organización de la muestra, documentos archivados hasta ahora con el sello de confidencial en el cuartel general de la Policía Foral permiten ahora comprobar que fue Harfleur Corporation, un potente conglomerado industrial cuya sede central radica en el norte de Francia, quien financió realmente no sólo esa, sino muchas otras actividades del Gobierno de Navarra de aquella época previa al año 2000.
A cambio de su generosa ayuda económica, parece ser que Harfleur sólo pidió realizar un análisis exhaustivo sobre la citada reliquia de Carlos II. Dicho estudio se llevó a cabo en un polígono del área de París, entre los días 1 y 8 de abril del año 1995. Una parte de los resultados fue editada lujosamente, pudiendo consultarse una copia en la biblioteca del Archivo General de Navarra, con la signatura Harfleur NA 1387. No obstante, otro apartado de la investigación, sin duda el más importante, permaneció secreto en cuanto correspondió realizarlo a uno de los departamentos más ocultos de la Harfleur Corporation: el de Genética avanzada, con sede en la ciudad de Mantes-la-Jolie.
No obstante, informes de la Dirección General de Seguridad Exterior –el Servicio Secreto francés- desclasificados recientemente, demuestran que Harfleur extrajo en aquel momento una muestra de tejido epitelial del citado corazón, suficiente como para secuenciar todo el genoma del individuo que, en vida, lo albergó dentro de sí. Dicha carga genética fue descargada en un número indeterminado de óvulos que fueron implantados en un número indeterminado de vientres de alquiler. En el año 2000 se esperaba que nacieran los primeros clones, pero sabemos que, en ese momento, sólo uno de ellos llegó a buen término de maduración. Se desconoce el destino de las madres, aunque se piensa que otra de las filiales de Harfleur, la destinada a la industria bélica, hizo desaparecer cualquier tipo de prueba, excepto el informe de los Servicios Franceses de Seguridad.
En los tres años siguientes, hasta 2004, otros tres embriones con exactamente la misma carga genética fueron implantados en su correspondiente vientre de alquiler, llegando los tres a buen término. Consta que uno de ellos fue manipulado para que naciese expresamente una niña. Harfleur se hizo cargo, quizás mediante hogares de adopción pertenecientes a altos cargos de la Corporación –no está demasiado claro-, de que los cuatro niños crecieran y se educaran con un plan determinado que el agente Dugüesclin, aquel que llevaba la investigación comisionado por la Sureté y el Departamento del Tesoro Francés, no fue capaz de desentrañar antes de su extraña muerte, atropellado en la estación de metro de Saint Dennis, el año 2010.
El 14 de mayo de 2017 Emmanuel Macron accedió a la presidencia de la República Francesa. Al año siguiente el primer clon alcanzó la mayoría de edad legal, y fue puesto al frente de una de las divisiones de Harfleur Corporation: la de Investigaciones Sociológicas, encargada en teoría de realizar informes sobre la realidad social de los distintos departamentos y comunidades de Francia. Sospechamos que eso le facilitó a él y a sus subordinados moverse en ambientes muy castigados por la crisis económica mundial, que tuvo en Francia un impacto muy severo. Hay motivos muy fundados para creer que la crisis de los Chalecos Amarillos, que estalló en aquel país en noviembre de 2018, fue alentada y financiada por Harfleur, utilizando como detonante el impuesto sobre los carburantes que acababa de aprobar Macron. Este, prevenido por el Ministerio de Defensa, aceptó mantener una reunión “fuera de agenda” con representantes de la Corporación, entre ellos probablemente con el primer clon del que venimos hablando, que en todo caso fue invitado por el presidente (agradablemente impresionado por la elocuencia y el don de gentes de nuestro protagonista) a unirse a su partido político: La República en Marcha (LaREM; en francés: La République en marche), cuyo nombre oficial es Asociación para la Renovación de la Vida Política (en francés: Association pour le renouvellement de la vie politique). Todo ello a pesar de que Macron estaba también sobre aviso de las fuertes cantidades de dinero que Harfleur había invertido en el Reino Unido en apoyo de la campaña proBrexit, que alcanzó su punto álgido en primera instancia con la victoria de los antieuropeos en el referéndum celebrado el 23 de junio de 2016, y finalmente con la salida definitiva el 31 de enero de 2020. Quizás el presidente tenía datos sobre la generosa financiación de Harfleur a la campaña del conservador Boris Johnson y quiso guardárselos como garantía personal. El hecho cierto es que todo indica que La Republique en Marche está ahora mismo completamente infiltrada por Harfleur.
Esto se comprueba fehacientemente con la reciente caída en desgracia del delfín político del propio Macron: Benjamin Griveaux, que renunció a su candidatura a la Alcaldía de París al ser implicado en un escándalo de videos sexuales e infidelidades matrimoniales, que mandos de la Policía francesa que se niegan a identificarse atribuyen a un montaje urdido por Harfleur. Sea o no cierto este punto, lo que sí es verdad es que el primer clon ha heredado la citada candidatura macronista a la Alcaldía de París.
Prácticamente en este mismo lapso de tiempo, la filial farmacéutica de Harfleur con sede en la ciudad china de Wu Han, fue la primera en reportar la aparición de una epidemia de neumonía por coronavirus de 2019-2020,2 enfermedad denominada oficialmente como COVID-19,34 que está provocada por el virus SARS-CoV-2,45 y que oficialmente empezó en diciembre de 2019, aunque el MSS (Ministerio de Seguridad del Estado Chino) acumula pruebas de que el coronavirus no salió, como luego se dijo, del Mercado Mayorista de Mariscos de esa ciudad, sino precisamente de las instalaciones de Harfleur Corporation.
En cuanto a los demás clones, su régimen educativo y familiar fue muy similar al del primero de todos ellos, estando a punto todos ellos de alcanzar la mayoría de edad legal a lo largo del próximo bienio. Mientras tanto, los tres ganan experiencia en el mundo de los negocios internacionales encargándose de tres sedes industriales muy concretas: la de Normandía, matriz de Harfleur, la de París, y la de Tirana (Albania). Sabemos precisamente que el jefe de esta última delegación será muy pronto transferido a la filial que Harfleur tiene en Navarra. El clon al cargo de la filial normanda se llama Philippe Longueville. La mujer, a cargo de la de París, responde al nombre de Blanche Neaufles. El nombre de quien muy pronto residirá en Navarra es Louis Beaumont. El del primer clon, que va a competir por la alcaldía de París, es Charles Navarre.
Quien haya leído mi informe hasta aquí, puede que haya establecido ya el plan que el agente Dugüesclin no supo comprender. Si no es el caso, lo dejaré todavía más claro. Una corporación industrial de raíz normanda, con ilimitados recursos financieros acometió en los albores del siglo XXI un osado proyecto genético basado en el corazón de un rey medieval conservado en el santuario navarro de Ujué. Sus innovadores, aunque faltos de toda ética, métodos propiciaron que cuatro de los embriones obtenidos llegaran a su nivel óptimo de maduración, aquél que siguiendo un plan establecido, no por un oscuro empresario contemporáneo, sino por la propia Historia, ha permitido llegar al año 2020 a esos cuatro experimentos diabólicos, convertidos en el trasunto actual de Carlos II de Navarra y el de sus tres hermanos, como podrá comprobar cualquiera que compare unos hechos concretos del siglo XIV (aquél en el que vivió Carlos), y del siglo XXI (donde Harfleur ha hecho que viva su clon).
Veamos: Carlos II llegó a ser el jefe de su dinastía, la de Evreux, al morir su madre, Juana II de Navarra, aquejada de peste bubónica. Una epidemia que se llevó por delante a casi la mitad de la población mundial en 1348. En 2020, la extensión del Coronavirus –puede que creado por la misma Harfleur Corporation- continúa imparable por el mundo, sin que sea posible saber qué consecuencias letales para la población, y qué consecuencias de revueltas sociales y políticas tendrá en tal caso, si la OMS sigue impotente ante el avance de la epidemia.
Carlos II era el heredero legítimo de Francia, pero los nobles franceses del siglo XIV inventaron la Ley Sálica para apartar a su madre, la citada Juana II de Navarra, del trono. Carlos sólo contaba con los débiles recursos del Reino de Navarra para sostener sus reclamaciones, así que llegó a un pacto con Eduardo III de Inglaterra en 1354 para ayudarse mutuamente y, en caso de tener éxito, repartirse Francia. En 2021, la Corporación Harfleur subvencionó generosamente la campaña proBrexit de quienes en el Reino Unido eran partidarios de salir de la Unión Europea, remedo actual de la poderosa Francia del siglo XIV. ¿A qué acuerdos de compensación habrá llegado Harfleur con las fuerzas ProBrexit británicas? Francia debería ponerse a temblar, porque el último conflicto de similares características tardó más de cien años en solucionarse.
En 1358 Carlos II fue nombrado “Capitán de París” por los habitantes de la ciudad, rendidos admiradores de las habilidades políticas del navarro. Un cargo que él pensaba que sería la antesala del trono de Francia. Se equivocó entonces, aunque ahora, en pleno 2020, parece que sus poderosos partidarios han decidido repetir la estrategia, pues Charles Navarre se presenta, tras el porno-escándalo Grimeaux, a la Alcaldía de París. Le Monde Diplomatique informaba precisamente la semana pasada sobre su primer mitin electoral. Llenó hasta la bandera el polideportivo de Saint Germain des Prés, donde caben más de 10.000 espectadores, que acabaron aclamándole en pie al grito de: “Navarre, Navarre!”. Todos lucían en sus gorras o bufandas los colores de campaña del candidato: el rojo y el azul. Si alcanzase la alcaldía, las posibilidades de que llegara a ser el sucesor de Macron en el palacio del Elíseo serían elevadísimas.
En cuanto a la Crisis de los Chalecos Amarillos, que ha comprometido la legislatura de Macron prácticamente desde su comienzo, recordemos que en 1358, Carlos II se enfrentó y acabó sin contemplaciones con la revuelta campesina conocida por el nombre de “Jacquerie”. El hecho de que en 2020 su sucesor (o cómo sea que haya que denominar técnicamente a un clon) sea sospechoso de alentar esta revuelta neorural, y el hecho de que Charles Navarre sea una de las últimas personas que vio con vida a Jacques Bonhome, el líder de los Chalecos amarillos, a quien había convocado previamente a una misteriosa reunión en la sede parisina de Harfleur, puesto que el presidente Macron había encargado a Navarre resolver el conflicto a cualquier precio, no hace sino completar el cuadro histórico-contemporáneo que deja al descubierto el plan de tan siniestra Corporación. El nombre de Harfleur, por cierto, es el del castillo-prisión en el que el rey de Francia Juan II tuvo encarcelado a Carlos II de Navarra en 1357…
Pues bien, a pesar de que mis conclusiones no pueden estar más claras, mis superiores en la Consejería de Interior del Gobierno de Navarra se niegan a aceptarlas, probablemente porque desde aquel malhadado año de 1995, en el que el corazón de Carlos II salió de Ujué, todo el Gobierno de Navarra está infectado/sobornado por Harfleur Corporation, con vistas a a ejercer el poder de facto en cuanto llegue de Albania Louis Beaumont, igual que su homónimo gobernó Navarra en 1360 en nombre de su hermano Carlos II. No importa, ayer mismo entregué mi carta de dimisión como teniente de la Policía Foral, para mi nueva misión no me va a hacer falta ninguna placa oficial, aunque sí que conservaré mi arma, por lo que pueda pasar.
Y esa misión es organizar desde ahora mismo la resistencia en Navarra para luchar contra Harfleur y esos cuatro malditos clones que planean conquistar el mundo a través de políticos comprados, revueltas falsas y epidemias mortales . No estoy solo en este combate, por eso muchos otros amantes de la Libertad y yo acabamos de crear MILUCE (Movimiento Internacional de LUcha Contra los Evreux), e informo desde aquí a quienes queráis uniros, que ya está en marcha nuestra primera acción: hemos acuñado cientos de miles de monedas e impreso millones de billetes que imitan los tipos del euro francés, pero con discretas marcas de estampación que hacen responsable a Charles Navarre de este intento de falsificación y de destrucción por consiguiente de la economía francesa. No nos detendremos hasta que el omnímodo poder de Harfleur sea destruido.
¡UNÍOS A LA CAUSA! Y recordad:
PRO LIBERTATE PATRIA, GENS LIBERA STATE!