Alcoba en el convento de predicadores de Peñafiel (Valladolid), 29 de mayo de 1421
-No seas testaruda, Blanca. Recapacita: aunque yo sólo sea el hermano menor del rey de Aragón, Alfonso no tiene hijos, y por tanto qué mejor que el nuestro, recién nacido, lleve el mismo nombre de mi padre, el glorioso don Fernando. Así todos podrán ver que la continuidad dinástica está asegurada.
-¿Y tú te atreves a hablarme de cabezonería, Juan? Piensa más bien que tu hermano está aún en edad de engendrar un heredero legítimo, igual que ya los tiene bastardos, y que en asuntos de gobierno, como en tantas otras cosas, mucho mejor es tener pájaro en mano que ciento volando. Sí, puede que nuestro hijo llegue a heredar algún día Aragón, pero lo que sabemos fehacientemente es que heredará Navarra, y por eso precisamente es imprescindible que lleve el nombre de Carlos, el mismo que lucieron mi padre y mi abuelo, de honrosa memoria.
-¿Cómo va a llevar un rey de Aragón el nombre típico de sus archienemigos los reyes de Francia? Me niego ¡Nunca ha reinado nadie allí con ese nombre!
-¡Tampoco lo ha hecho jamás ningún Fernando en Navarra! Y tengo para mí que si ese día llega alguna desdichada vez, supondrá fatalmente el fin del reino. Y piensa que si en vuestros dominios tenéis muchos Alfonsos, Jaimes o Pedros, en los míos abundaron los Sanchos, los Garcías, los Teobaldos y ahora los Carlos cuyo nombre proviene -efectivamente- de los reyes cristianísimos de Francia. De manera que como soy la reina propietaria -tal y como nuestras capitulaciones matrimoniales dejaron bien claro-, desde este mismo momento proclamo que mi hijo llevará el mismo nombre que portó Carlos I, que en Francia fue conocido como "el Hermoso", y en Navarra -siempre mucho menos amigos de la adulación- como "el Calvo", y también el mismo nombre que ostentó Carlos II, aquél que huyó de su prisión en la torre de Arleux, y que envió a su hermano Luis a conquistar Albania, y por supuesto el mismo nombre de Carlos III, que ha construido en Olite y Tafalla los palacios más bellos de todo el Occidente.
-¡Vaya hazañas son esas! Los reyes de Aragón, empezando desde una diminuta porción de tierra junto a lo más agreste del Pirineo, han llegado a dominar todo el Mediterráneo, conquistaron Valencia, Mallorca, Sicilia y también la cuna de toda la sabiduría: Grecia. ¿Cómo comparar todas esas glorias con vuestros cuentos para niños?
-¡Estúpido, bobo, bocazas, calvo!¿Olvidas que esa "diminuta porción de tierra junto a lo más agreste del Pirineo" fue entregada por don Sancho el Mayor -rey de Navarra- a su hijo bastardo don Ramiro y que por lo tanto el primer rey de Aragón no lo fue más que por deseo y generosidad de mi antepasado? ¡No hay más que hablar! Nuestro hijo será Carlos IV de Navarra cuando yo muera. ¡Y ahora quitaos de mi vista, porque si no voy a saltarme todos los mandamientos de la Iglesia y bautizar yo misma al infante con una de estas botellas de buen tinto de San Martin de Unx, que tuve que traje conmigo para no tener que beber ese insípido Ribera del Duero que por acá se estila y a vos os gusta tanto!
Y efectivamente llevó el recién nacido desde aquel día el honroso nombre de sus antecesores en el trono de Navarra, y por su buen carácter e inteligencia fue muy alabado, aunque también muy envidiado, sobre todo por su propio padre, en cuyo negro corazón quedó marcado a fuego el desplante a la corona de Aragón refrendado en aquel regio bautizo, aunque realmente lo que más le dolió y no perdonó nunca a su mujer fue que la gradación de insultos que tan fielmente lo definía acabase con el adjetivo de "calvo", pues efectivamente ya empezaba en esa época a clarear su coronilla, y en muy pocos años además de como rey traidor y sin palabra, sería seguramente conocido por aquellos arrogantes y malditos navarros por el mismo apodo que aquel primer Carlos.
Y llevaba mucha razón...
DÍA DEL 592 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE CARLOS D'EVREUX Y TRASTAMARA, PRÍNCIPE DE VIANA.
© Mikel Zuza Viniegra, 2013
-No seas testaruda, Blanca. Recapacita: aunque yo sólo sea el hermano menor del rey de Aragón, Alfonso no tiene hijos, y por tanto qué mejor que el nuestro, recién nacido, lleve el mismo nombre de mi padre, el glorioso don Fernando. Así todos podrán ver que la continuidad dinástica está asegurada.
-¿Y tú te atreves a hablarme de cabezonería, Juan? Piensa más bien que tu hermano está aún en edad de engendrar un heredero legítimo, igual que ya los tiene bastardos, y que en asuntos de gobierno, como en tantas otras cosas, mucho mejor es tener pájaro en mano que ciento volando. Sí, puede que nuestro hijo llegue a heredar algún día Aragón, pero lo que sabemos fehacientemente es que heredará Navarra, y por eso precisamente es imprescindible que lleve el nombre de Carlos, el mismo que lucieron mi padre y mi abuelo, de honrosa memoria.
-¿Cómo va a llevar un rey de Aragón el nombre típico de sus archienemigos los reyes de Francia? Me niego ¡Nunca ha reinado nadie allí con ese nombre!
-¡Tampoco lo ha hecho jamás ningún Fernando en Navarra! Y tengo para mí que si ese día llega alguna desdichada vez, supondrá fatalmente el fin del reino. Y piensa que si en vuestros dominios tenéis muchos Alfonsos, Jaimes o Pedros, en los míos abundaron los Sanchos, los Garcías, los Teobaldos y ahora los Carlos cuyo nombre proviene -efectivamente- de los reyes cristianísimos de Francia. De manera que como soy la reina propietaria -tal y como nuestras capitulaciones matrimoniales dejaron bien claro-, desde este mismo momento proclamo que mi hijo llevará el mismo nombre que portó Carlos I, que en Francia fue conocido como "el Hermoso", y en Navarra -siempre mucho menos amigos de la adulación- como "el Calvo", y también el mismo nombre que ostentó Carlos II, aquél que huyó de su prisión en la torre de Arleux, y que envió a su hermano Luis a conquistar Albania, y por supuesto el mismo nombre de Carlos III, que ha construido en Olite y Tafalla los palacios más bellos de todo el Occidente.
-¡Vaya hazañas son esas! Los reyes de Aragón, empezando desde una diminuta porción de tierra junto a lo más agreste del Pirineo, han llegado a dominar todo el Mediterráneo, conquistaron Valencia, Mallorca, Sicilia y también la cuna de toda la sabiduría: Grecia. ¿Cómo comparar todas esas glorias con vuestros cuentos para niños?
-¡Estúpido, bobo, bocazas, calvo!¿Olvidas que esa "diminuta porción de tierra junto a lo más agreste del Pirineo" fue entregada por don Sancho el Mayor -rey de Navarra- a su hijo bastardo don Ramiro y que por lo tanto el primer rey de Aragón no lo fue más que por deseo y generosidad de mi antepasado? ¡No hay más que hablar! Nuestro hijo será Carlos IV de Navarra cuando yo muera. ¡Y ahora quitaos de mi vista, porque si no voy a saltarme todos los mandamientos de la Iglesia y bautizar yo misma al infante con una de estas botellas de buen tinto de San Martin de Unx, que tuve que traje conmigo para no tener que beber ese insípido Ribera del Duero que por acá se estila y a vos os gusta tanto!
Y efectivamente llevó el recién nacido desde aquel día el honroso nombre de sus antecesores en el trono de Navarra, y por su buen carácter e inteligencia fue muy alabado, aunque también muy envidiado, sobre todo por su propio padre, en cuyo negro corazón quedó marcado a fuego el desplante a la corona de Aragón refrendado en aquel regio bautizo, aunque realmente lo que más le dolió y no perdonó nunca a su mujer fue que la gradación de insultos que tan fielmente lo definía acabase con el adjetivo de "calvo", pues efectivamente ya empezaba en esa época a clarear su coronilla, y en muy pocos años además de como rey traidor y sin palabra, sería seguramente conocido por aquellos arrogantes y malditos navarros por el mismo apodo que aquel primer Carlos.
Y llevaba mucha razón...
DÍA DEL 592 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE CARLOS D'EVREUX Y TRASTAMARA, PRÍNCIPE DE VIANA.
© Mikel Zuza Viniegra, 2013