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Channel: Crónicas irReales de Navarra
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BARRUNTOS VIII

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Carretera de Monreal a Urroz Villa
Entrada a Najurieta
5 de octubre de 1940, once de la mañana


-Ustedes verán, pero luego no se asusten si escuchan explosiones cada media hora aproximadamente, que las voladuras para hacer la carretera del valle están siendo verdaderamente tremendas...

-¿Y han destacado a muchos de sus compañeros para hacer estas labores de aviso?

-Que va: uno en Indurain, y servidor de ustedes a la entrada de Artaiz. Él ha ido avisando por todos los pueblos para que no salgan esta mañana de sus casas, no vaya a ser que alguna piedra perdida desgracie a algún chiquillo.

-Ya. Oiga, ¿y ha visto usted a algún alemán por estos contornos?

-¿No iba a verlo? Si el ingeniero jefe es precisamente Alemán. José Antonio Alemán se llama. Joven, pero a lo que se ve muy dispuesto e inteligente. Si le dejan, en un año más acaba la obra.

-No me refería a su apellido, sino a si ha visto a esos soldados alemanes que están pasando su convalecencia en Pamplona haciendo ejercicio por aquí. Nos dijeron que la semana pasada llegaron hasta Irulegi, y no quisiéramos molestar sus maniobras...

-Si, algo me comentó un vecino de Idoate, pero que yo sepa no pasaron del portillo de Lakidain. Ahora, que si ustedes quieren, yo les aviso si los veo aparecer...

-No se  preocupe, queremos enseñar a estos estudiantes irlandeses como es uno de nuestros pequeños pueblos, y hemos elegido Najurieta por parecernos uno de los más tranquilos en las cercanías de la capital.


-Desde luego que si lo que buscan es tranquilidad, quitando las citadas explosiones de estos días, estos pueblos son el lugar perfecto. En Najurieta lo más que podrían encontrarse es a algún devoto de la virgen de Basabe, que se custodia en la parroquia. Si alguno de estos señores tiene problemas de verrugas o erisipela, con tres avemarías bien rezadas quedarán completamente curados, se lo garantizo. Yo mismo padecía de unos terribles sabañones y lo que le he dicho: en un decir "Jesús" ante la imagen, completamente curado.

-Bueno es saberlo, aunque me temo que ellos creen más en esas modernas grageas que toman en su país en cuanto les duele cualquier cosa. Con Dios, señor guardia...

-Él les guíe también a ustedes...

-Vaya, don Gabriel, casi me da un patatús cuando le he oído decir que el ingeniero jefe era alemán...

-Y no mentía, que Alemán sí que era, Angel María, pero desde luego ha sido un buen susto, sí señor.

-Es una pena no tener tiempo para enseñarles a todos esta iglesia. Los abuelos de mi amigo Miguel Zuza tuvieron el buen gusto de casarse en ella. Él fue quien me recomendó que la visitara. Quién me iba a decir a mí entonces que volvería para menesteres tan asombrosos como éste en el que andamos metidos, don Gabriel.


-No te preocupes, que ya encontraremos tú y yo mejor momento para visitarla tranquilamente. Me temo además que nuestros acompañantes están demasiado nerviosos como para aplazar más el final de esta aventura de siglos. Si no me equivoco, ahí, justo encima de esa loma, está nuestra meta...

-Lo que se ve desde aquí no es muy esperanzador, don Gabriel. Apenas dos paredones se mantienen en pie, y cuatro hileras de piedra de lo que debió ser el ábside de la ermita...

-Bueno, todos saben que vienen con el objetivo de excavar. Incluso esas barras de hierro que traen se enroscan una con otra para sondear la tierra y poder comprobar si hay alguna cripta bajo el nivel del suelo que pisamos.

-Siempre he sabido que el Gobierno Británico está formado por un montón de cabezas de chorlito, y esto confirma completamente mis sospechas. ¿Qué piensan en Londres que vamos a poder encontrar en este lugar dejado de la mano de Dios?

-En cuanto coja su pala y se ponga a cavar como el resto de nosotros podrá averiguarlo, mister Devlin.

-¿Cavar aquí, en esta tierra tan seca? You are crazy, mr. Pascual. Yo estoy acostumbrado a la tierra húmeda de mi país. Allí basta con removerla un poco con el pie para que surjan tesoros celtas escondidos. Pero intuyo que de este peñasco sólo sacaremos callos en las manos.

-¡Sacarás también un pedazo de plomo en el corazón si no cavas, bastardo irlandés!

-¿Ven lo que les decía? Este es el cariño que nos tienen los ingleses. En fin. Puesto que me lo pide tan gentilmente, capitán Moore, venga esa pala. Les enseñaré como cava el último descendiente de generaciones de mineros irlandeses...

-Llevamos ya más de una hora y media apartando tierra, y soportando esas furibundas y puntuales explosiones, y aquí no hay más que gusanos, aparte de los ingleses, quiero decir...

-Su sarcasmo no ayuda en nuestra tarea, Devlin, pero es cierto que, si existe, ya deberíamos haber encontrado una entrada o un túnel.

-¡Aquí, Angel María! La vara de estos muchachos parece haber dado con una losa de piedra, y suena hueco al golpearla!

-Pero esa vará medirá al menos tres o cuatro metros. Tardaremos horas en retirar toda esa tierra...

-Si mis queridos compañeros de comando me dejaran usar esa dinamita que he visto que guardan en su caja de "herramientas", yo podria poner gustosamente en práctica ciertas técnicas que me enseñó mi "tío" de Belfast. Les garantizo que en unos minutos esa losa y lo que haya debajo verán la luz del sol. Piensen además que el ruido no llamaría la atención, si lo hacemos coincidir con las detonaciones de la nueva carretera...

-No está mal pensado, mr. Devlin, pero extreme las precauciones para no dañarla, quizás contenga alguna pista decisiva que pueda servirnos para nuestro propósito.

-Ustedes sólo tienen que ponerse a cubierto tras aquella pared. Lo demás corre de mi cuenta.

-Y de la mía, irlandés del demonio. No te quitaré ojo de encima mientras actúas.

-Es inútil que insista, capitán Moore: ya estoy comprometido con la dulce Mary O'hara, allá en el condado de Derry...

Well: todo está listo. Y según mi reloj, falta apenas un minuto para la hora en punto, así que harán bien en taparse los oídos...

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡BLAAAAAAAAMMMMMMMMMMMMM!!!!!!!!  ¡¡BOUMM!!

-¿Porque ha habido dos explosiones, Devlin? ¿No decía que sabía lo que hacía?

-Vaya que si lo sabía, don Gabriel: la primera ha sacado la losa al descubierto, y la segunda ha sido la que ha debido acabar con el capitán Moore. Ni rastro de Devlin, por supuesto. Nos la ha jugado bien: debió esconderse un cartucho extra mientras colocaba la carga en el agujero. Tendría pensado huir desde el principio...

-Madre mía: el capitán muerto y Devlin huído ¿cómo explicaremos esto a Londres?

-Me temo que la culpa es de ellos, don Gabriel. Si conocían a Devlin, es evidente que menospreciaron su valía. Eso, o que el "tío" de Belfast entrena mucho mejor a sus hombres que el Almirantazgo británico, que todo podría ser...

-Y encima la losa ha quedado destrozada.

-Sí, pero ahí abajo hay una galería, y de buen sillar, a lo que parece.

-Y podemos estar bien seguros de que tampoco habrá quedado, si las había, ni una sola serpiente, Angel María. Por algo quien nos ha abierto las puertas es un devoto hijo de San Patricio...

-Lo mejor será bajar cuanto antes: Banks, Wilson, Peters y Hurst con nosotros, los demás nos ayudarán a bajar sujetos con cuerdas, pero sin descuidar ni un momento la posible llegada de cualquier extraño.

-Estas linternas modernas son estupendas, don Gabriel: se ve que Inglaterra cuenta con muchos medios bélicos. Además, no me hubiera gustado nada tener que aventurarnos por aquí únicamente con la oscilante luz que dan las antorchas. Y eso que esta sala no parece tan grande. Apenas veinte metros cuadrados, aunque excavados aprovechando el montículo sobre el que se asentaba la ermita. Eso sí: parece completamente vacía. Pero, ¿Por qué se detiene? ¿Acaso ha visto algo? ¡Vaya! Pero si es...


-Efectivamente, Angel María. Es el signo del Águila: el sello de Sancho VII el Fuerte, y mira, se repite por doquier, prácticamente en todas las pequeñas baldosas que cubren tanto las paredes como el suelo y el techo. ¡Aguarda! No es el mismo símbolo: en otras aparece la Cruz de Occitania...


-¿Pero no me dijo usted que los cátaros detestaban el signo de la Cruz?

-Sí, pero ésta es distinta. Para empezar no es una cruz latina, como la elegida por la Iglesia Católica, y esos doce puntos en relieve en los que rematan sus cuatro brazos simbolizan a los Doce Perfectos, que al igual que los Doce Apóstoles de la Iglesia Primigenia, guiaban al resto de Creyentes de su fe. Por extensión es también el signo de la dinastía de los condes de Toulouse, que combatió para defenderlos de la Cruzada ordenada por Roma. Y hasta hoy en día es el símbolo, la bandera de la Occitania, el pacífico país que fue aplastado por los caballeros franceses de Simón de Montfort...


-Este lugar impresiona, sí, pero si alguna vez algo de valor se ocultó aquí dentro, don Gabriel, de eso debe hacer ya muchos siglos. No hay ni rastro de objetos ni de tesoros. Tan sólo el sello real de Navarra y el signo de la cruz occitana, repetidos una y otra vez¿cuántas? Miles quizás...

-¡Precisamente ahí puede estar la clave, Angel María! ¿Y si no todas son tan iguales como parecen? ¿Y si sólo hay una diferente a todas las demás? Dile a los que se han quedado arriba que bajen también aquí, que dejen sólo dos hombres de guardia. Y explícales qué es exactamente lo que buscamos: cualquier rasgo que individualice una de estas baldosas aparentemente idénticas...

-Nada, llevamos horas dejándonos los ojos aquí abajo, y todos estos símbolos, a pesar de estar hechos en pleno siglo XIII, parecen haber sido fabricados en serie. Creo que tendremos que darnos por vencidos, don Gabriel.

-Hemos llegado demasiado lejos como para renunciar ahora, Angel María. Lo que debemos hacer es aplicar mejor lo que sabemos sobre los cátaros para orientar nuestras pesquisas. Veamos, si rechazaban a la  Iglesia Católica y sus ritos, no los aplicarían bajo ningún concepto en sus propios lugares de oración, como éste en el que nos encontramos. Así este subterráneo sería como un "espejo" de la capilla que, para aparentar, tenía encima. Y todos los espejos reflejan invertida la imagen que se refleja en ellos. Sabes perfectamente que todos los templos medievales tienen su ábside -el lugar que acoge las ceremonias más importantes-, orientado hacia el Este, en honor al lugar donde nació Jesucristo. Por tanto el lugar más venerado para los albigenses debió ser el Oeste. ¿Y qué debe hacer el peregrino que llega a un lugar sagrado? Arrodillarse y mostrar su humildad no levantando sus ojos del suelo...

-¡Increible! Tenía usted razón: esta baldosa es distinta a las demás. ¡Mire: el águila de Sancho el Fuerte lleva la cruz occitana en su pecho!


-Y con bastante relieve. Quien sabe si apretando ese medallón...

-¡Aguarde, don Gabriel! ¿No teme algún tipo de trampa?

-No, Angel María. Si quien construyó este lugar hubiera previsto alguna estratagema, probablemente ya estaríamos todos muertos. Además: los que no se arriesgan no cruzan la mar. Si lo sabré yo, que soy cónsul de un país al otro lado del oceano...

-¡Mire, al pulsar la cruz se ha puesto en marcha un mecanismo en la pared oeste!¡El muro se está abriendo, y detrás hay una hornacina decorada con pinturas de ángeles tocando las trompetas del Día del Juicio!

-Sí, y en su interior hay una gran caja metálica con muchas inscripciones y la cruz de los condes de Toulouse grabadas en su tapa, y tiene como ventanucos de alabastro en el resto de sus caras, que no permiten ver su contenido. No parece de oro. Al contrario, quizás podría ser de plomo. Por su tamaño, diría que vamos a necesitar a todos los hombres para poder sacarla al exterior, parece muy pesada.

-Tampoco parece tener aparentemente una cerradura, o unas bisagras a la vista. Y la batería de las linternas comienza a agotarse. Tiene razón, don Gabriel: vamos a verla a la luz del día...

-Uffff. Efectivamente hemos necesitado usar todas nuestras fuerzas para alzarla. No sé que puede haber en su interior, pero pesa extraordinariamente.

-¿Quién sabe, Angel María? ¿Cómo atreverse siquiera a deducir el peso de la piedra preciosa que adornaba la frente de Lucifer y que cayó a la Tierra cuando fue derrotado por los ángeles leales a Dios?

-¿De verdad cree que este extraño objeto puede ser el Grial?

-Enpiezo a no saber en qué creo exactamente. Pero lo que sí sé es que todas las leyendas tienen un fondo de realidad, y que el que tengamos ahora mismo esta caja en nuestras manos lo demuestra fehacientemente. Dime, ¿puedes descifrar las inscripciones?

-Supongo que sí, porque parecen estar escritas en un tipo de latín medieval. Veamos:

‘Quod est inferius, est sicut quod est superius. Et quod est superius, est sicut quod est inferius’ "Lo que está más abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo".

-Pero esa sentencia me suena... ¡Claro, como que pertenece a la Tábula Esmeraldina!

-¿La tábula qué?

-¡La Biblia de los alquimistas, Angel María! Dicen que fue escrita por el mismo Hermes Trismegisto, un sabio mitad mago, mitad científico, que al parecer vivió en el Egipto ptolemáico. Se le considera el iniciador de la filosofía hermética, aquella que defiende que sólo los iniciados pueden llegar a alcanzar la auténtica sabiduría. Y si te fijas bien, no es raro que los cátaros hubiesen acogido con agrado estas teorías, pues para su concepción maniquea del mundo -el Cielo y la Tierra, el Ámbito Superior y el Ámbito Inferior-, eran sin duda las más adecuadas a su pensamiento.

-Pero nunca le había escuchado hablar de nada de ésto, don Gabriel.

-En estos tiempos modernos nuestros, lo que se lleva es asombrarse ante los avances de la tecnología mientras se olvidan los antiguos conocimientos que, convenientemente liberados de su pátina de oscurantismo, aún podrían abrir muchos caminos a nuestra limitada comprensión. De esa antiquísima sabiduría arcana es de la que han ido bebiendo todos aquellos que la "Ortodoxia" se complació en tildar de herejes, nigromantes o brujas. Y no es Navarra precisamente tierra que haya quedado al margen de estos asuntos. Recuerda todos los procesos brujeriles del siglo XVII, con Zugarramurdi a la cabeza. Siempre me han interesado esos temas, aunque he de reconocer que jamás pensé en ellos como algo que pudiera hacerse mínimamente realidad. Pero sigue leyendo, por favor. Veamos si los demás textos pertenecen también a las Trece Fórmulas Sagradas del Gran   Trismegisto...    

"Ascendit a terra in caelum, interumque descendit in terra, et recipit vim superiorum et inferiorum. Sic habebis gloriam totius mundi. Ideo fugiet a te omnis obscuritas. Hic est totius fortitudinis fortitudo fortis, quia vincet omnem rem subtilem, omnemque solidam penetrabit. Sic mundus creatus est, et sic mundus destructus erit. Hinc erunt adaptationes mirabiles, quarum modus hic est".
"Sube de la Tierra al Cielo, y, luego, nuevamente desciende a la Tierra y combina los poderes de lo que está arriba y lo que está abajo. Así ganarás gloria en el mundo entero, y la oscuridad saldrá de ti de una vez. Esto tiene más poder que la Virtud misma, porque controla todas las cosas sutiles y penetra en todas las cosas sólidas. Éste es el modo en que el mundo fue creado, y también el modo en que será destruido. Éste es el origen de los prodigios que se hallan aquí". 

-Efectivamente, estos siguen siendo algunos de los famosos conceptos herméticos contenidos en la Tábula Esmeraldina. Aunque si la memoria no me falla, en ellos sólo se hablaba de la posibilidad de construir, y aquí se dice además que el mundo podrá ser también destruido con lo que esta caja encierra...

-Observe los botones en los que termina cada brazo de la cruz occitana que aparece grabada en la tapa, don Gabriel: los de los extremos están fijos, pero los centrales relucen como si alguna vez ya hubiesen sido pulsados. ¿Qué le parece: nos atrevemos a cruzar el mar?

-Por supuesto, Angel María. Tú pulsa los que marcan la dirección Norte y la Oeste, y yo haré lo mismo con los que indican la Este y la Sur. Y que sea lo que Dios quiera...

-¡La caja está vibrando como si fuese a estallar, y el alabastro resplandece como el corazón del sol! ¡Rápido, al suelo!
Everybody get down!!!!

-¡Por Dios! ¿Ha visto eso, don Gabriel? ¡Una especie de fogonazo de luz intensísima ha salido desde la caja hacia los cuatro puntos cardinales que le marcaban los ventanucos! Y... ¡No puede ser! ¡Déjeme sus prismáticos, teniente Charlton! ¡Oh, no! ¡Aquel lugar de enfrente ha desaparecido! ¡Es como si se hubiese desintegrado!

-¡Es terrible, sí! Y aún ha habido suerte de que estemos en un alto, porque si no el rayo hubiera afectado al pueblo de Unciti, que es el que tenemos justo enfrente. Creo que la zona afectada ha sido el despoblado de Errondo. Una vez estuve allí: quedaban los restos de una torre señorial y de  una preciosa portada románica en cuyo tímpano estaban representadas las tentaciones de Cristo. Es una verdadera tragedia para el arte navarro. Y además tendremos que inventar alguna excusa para explicar su desaparición. Que la ha comprado un museo norteamericano o algo así...



-Pues vaya preparando más pretextos, porque al parecer el resto de direcciones también se han visto afectadas. Al Norte ha desaparecido la práctica totalidad de la torre de Mendinueta, que ha debido recibir el rayo de lleno, y aún podemos dar gracias a Dios que ha pasado por encima de Artaiz sin causar daños. Al Sur parece haber caído sobre unos corrales de la aldea de Zoroquiain, y al Este... Qué curioso: al Este no parece haber causado desastre alguno, y eso que lo vi superar la peña y llegar hasta la ermita de San Miguel de Izaga. Pero parece completamente intacta...



-Quien sabe: quizás la piedra de Lucifer sigue sin tener el poder suficiente como para vencer al arcángel que lo derrotó al principio de los tiempos. Pero por el momento me preocupa más saber si ha habido algún herido en los cuatro lugares. En cuanto volvamos a Pamplona tendrás que emplear tu condición de periodista para averiguarlo.

-No se preocupe, confiemos en lo que nos dijo el guardia: que todos estaban avisados de que permanecieran en sus casas para evitar el peligro de las explosiones. Pero, ¿qué está haciendo, teniente Charlton? ¿Y por qué arroja a la sala el cadáver del capitán Moore?


-Mr. Pascual: ustedes dos han cumplido con su cometido, déjennos ahora que nosotros hagamos el nuestro. Todos nosotros sabemos lo que nos jugamos en cada misión, y llevarnos con nosotros el cuerpo de nuestro compañero nos pondría en peligro a todos. Vamos a cargar esa portentosa caja en el autobús y después, coincidiendo con la explosión de la carretera, arrojaremos media docena de granadas a la cripta. Lo siento, pero no podemos permitirnos dejar pruebas de lo que aquí ha ocurrido hoy....  

-¡Pero esto es un ataque intolerable contra el patrimonio histórico, no sólo de Navarra, sino mundial! ¿Acaso no se da cuenta de que ningún otro templo cátaro sobrevivió a la Cruzada Albigense?

-Dígale a mr. Biurrun que tiene toda la razón, pero que también ustedes acaban de destruir una portada románica y una torre medieval, así que en ese sentido estaremos en paz. Estos últimos días ustedes dos han estado lamentándose continuamente del poco valor que sus conciudadanos otorgan a los restos artísticos o arqueológicos de otras épocas. Pues ya ven que no eso no es cosa que sólo pueda objetarsele a los navarros. Y ahora apártense y vayan bajando hacia el autocar, que es casi la hora en punto...

-Se le nota cansado, don Gabriel. No se preocupe, dentro de muy poco estaremos en Pamplona de nuevo. Sabía que ocurriera lo que ocurriera hoy, no podríamos hablar públicamente de ello jamás, pero me disgusta pensar que somos los artífices de un descubrimiento que puede alterar la faz del mundo y del que nadie sabrá nunca nada. De todas maneras, tras ver el poder de esa caja que ahora descansa en el maletero de este humilde autobús, ¿no le asalta la duda de por qué los cátaros no quisieron emplear un arma tan formidable para defenderse? Si la hubiesen utilizado la historia del mundo hubiera sido probablemente muy distinta...

-Claro que lo he pensado, Angel María. Y por más vueltas que le doy no consigo entenderlo. Quizás no detestaban tanto el mundo sensible como se dice. Quizás su pacifismo les impidió aplastar a sus encarnizados enemigos. Quizás temieron que éstos se hiciesen con la caja, el Grial, o como queramos llamarlo, porque sabían que ellos sí que no dudarían en usarlo para destruir el mundo.

-Y ahora nosotros se lo hemos proporcionado a uno de los países que lucha en la guerra más terrible que ha conocido la humanidad. ¿No le da miedo lo que los ingleses puedan hacer con algo así?

-Me da más miedo lo que los nazis harían con ello. No olvides que han sido las pistas patrocinadas por la Ahnenerbe las que nos han traído hasta aquí. Y que el Reichsführer Himmler llegará en apenas quince días. Me choca que Basabe estuviera tan desprotegido, y aunque me congratulo de que no se haya producido ningún enfrentamiento armado, quizás si se hubiese dado, las piezas de este rompecabezas encajarían mejor. Me sigue pareciendo que hay algo que aún desconocemos...

-Desde luego una de las cosas que no sabemos es cuál será el destino del "Grial". ¡Teniente Charlton! ¿Puede decirnos cuáles serán sus siguientes pasos, please?

-Sólo estoy autorizado para revelarles que tras dejarles en Pamplona, seguiremos ruta hacia una bahía oculta  del golfo de Vizcaya. Allí nos esperará un submarino de la Real Armada Británica para recibir nuestra carga.  Sólo sabemos que nosotros no iremos en él, pues una vez entregado nuestro "regalo", tenemos orden de cruzar la frontera francesa por nuestros propios medios. En nombre del Gobierno de Su Graciosa Majestad, les doy las gracias más efusivas por su colaboración...

-Bueno, Angel María. Esta próxima temporada, para evitar sospechas, será mejor que no nos vean juntos. Te  pido otra vez que aproveches tu condición de periodista para indagar todo lo que puedas sobre posibles heridos en Errondo, Zoroquiain, Mendinueta o San Miguel de Izaga. No descansaré tranquilo hasta que puedas conrfirmármelo. Puedes también publicar algún pequeño artículo sobre la ruina y la incuria que afecta a nuestros monumentos medievales, poniendo de ejemplo la venta del tímpano de Errondo o el reciente hundimiento de la torre de Mendinueta. Y no dejes tampoco de enterarte, si puedes, de detalles de la visita de Heinrich Himmler a Navarra. Quizás le desagrade sobremanera que nos hayamos adelantado a sus extraños designios y quiera tomar represalias...

-Así lo haré, don Gabriel, y si descubro algo, le haré llegar un discreto aviso para que nos veamos. Aprovecharé también el tiempo para leer algo más sobre esos cátaros que tanto trabajo nos han dado, y que  mostraron tanta cordura y templanza como para mantener escondido durante siglos lo que ahora nosotros acabamos de sacar a la luz. Quiera Dios que no tengamos que arrepentirnos...

[Continuará...]




© Mikel Zuza Viniegra, 2012

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